COBERTIZOS DE TOLEDO

viernes, 29 de marzo de 2013

Escribo hoy desde tierras extremeñas, la tarde y el tiempo no animan mucho a salir de casa, así que nada mejor que actualizar un poco el blog que lo tengo bastante abandonado.



En medio de la Semana Santa, tiempo de procesiones en todos los puntos de España, a mi siempre se me viene a la cabeza un recuerdo, en una de las muchas procesiones que se celebran en Toledo y pasando por el cobertizo de Sto. Domingo el Real, la imagen del Santo Cristo del amor tiene que ser bajada de su estructura y girada totalmente en vertical para poder así salvar el estrecho callejón. 


Realmente es espectacular como poco a poco y en un gran esfuerzo de sus costaleros van apañándoselas para con un cuidado extremo ir salvando cada metro del cobertizo.



Y es que tanto los callejones estrechos como los cobertizos son muy comunes en la ciudad de  Toledo, construida sin ningún tipo de lógica, donde la calle se adapta a las casas y no al revés, esto convierte a la ciudad en una autentica ratonera donde no es difícil perderse, de hecho la forma de laberinto de la ciudad ha sido también una forma de defenderla y complicar la entrada a aquel que lo pretendiera.

Pero...¿Que es y para que sirve un cobertizo?

La mayoría de los cobertizos que tenemos en Toledo se encuentran en la zona conventual de la ciudad, los conventos durante mucho tiempo han sido poderosos y han poseido grandes riquezas, por tanto no era extraño que estos conventos tuvieran posesiones a ambos lados de una calle. 

Podemos imaginar la incomodidad que tenían estas monjas de la época para moverse de un lado a otro del convento, teniendo que cruzar la calle constantemente, con el riesgo que también implicaba las entonces peligrosas calles toledanas.

¿La solución? Crear una unión entre sus propiedades para así poder moverse con más facilidad y además ganar metros habitables en sus conventos. Esta unión dejaba en la calle un túnel que era de paso obligado para los habitantes de la ciudad.

Pasa el tiempo y Toledo empieza a plagarse de estos cobertizos con lo que ello conlleva: oscuridad, lugares estratégicos para que los "cacos" de la época efectuaran sus hurtos y rincones insalubres y sucios.

Hasta que el año 1509 Juana I de Castilla, más conocida como Juana "la Loca", decidió poner fin a esto y prohibió la construcción de nuevos cobertizos, además los ya existentes debían cumplir unos requisitos, el primero y más importante: la altura, debía ser mayor que la de un caballero a caballo armado con su lanza en vertical sobre el estribo, si la altura no permitía el paso de este, debía ser derruido.

Además el cobertizo debía esta iluminado las 24h y los gastos que esto acarreara correrían a cuenta del propietario del mismo.

Particularmente la zona de los cobertizos de Toledo es sin duda una de mis favoritas, no solo por su belleza, la gran multitud de historias y leyendas que esconden estas callejuelas, las hacen únicas en la ciudad.

0 comentarios:

Publicar un comentario